Comparativa

Los motores eléctricos poseen la cualidad de transformar la energía eléctrica en energía mecánica. En otras palabras obtienen su capacidad de movimiento a partir de la energía eléctrica liberada por una batería o por una célula a de combustible de hidrógeno, mecanismo que se basa en el sistema de generación y acumulación de energía eléctrica. El intercambio de cargas positivas y negativas mantiene la corriente eléctrica que pude usarse para hacer andar el motor eléctrico. El vehículo eléctrico puede poseer más de un motor eléctrico, siendo la función, de cada uno de ellos, la de transformar la energía eléctrica que llega de las baterías en movimiento. Esta energía puede ser aprovechada tal cual llega, o sea, en forma de corriente continua o bien, y gracias a un transformador, en forma de corriente alterna.
El motor de combustión interna se compone básicamente de una cámara, con forma de cilindro, en la cual hay un pistón o émbolo estrechamente ajustado que actúa como cierre de la parte inferior, a modo que la energía liberada con la combustión quede completamente atrapado en esta cámara. Al mismo tiempo este pistón tiene libertad de movimiento hacia arriba y abajo. Entonces, cuando se produce la combustión, este se impulsa hacia abajo, y su movimiento se transmite, por medio de una biela, a un cigüeñal rotatorio, para luego transferirlo, a través del cambio y la transmisión, a la rueda o ruedas motrices. Durante este proceso la parte superior del pistón se encuentra cerrada, pero se abre a momentos para permitir la salida de gases producidos por la combustión.
Un motor eléctrico posee una menor cantidad de piezas en comparación a un motor de combustión interna o uno a vapor, razón por la cual está menos propenso a fallos. Hay que agregar también, en el motor de combustión, sólo el 18% de la energía del combustible es utilizada para mover el vehículo, el resto sirve para accionar el motor, mientras que en el vehículo eléctrico el 46% de la energía liberada por las baterías sirve para mover el vehículo, por lo que el tiempo de reacción, del vehículo a motor eléctrico, es menor, pudiendo pasar del reposo al funcionamiento máximo en lapsos mucho menores. No obstante, el único mecanismo para almacenar energía eléctrica es en base a baterías, las cuales son más espaciosas, y en caso de agotarse, requieren un mayor periodo de recarga, que el simple llenado de un estanque.
El uso de motores eléctricos ha aumentado desde que reemplazaron en la mayoría de sus aplicaciones a las máquinas de vapor. Los motores eléctricos se hallan en las más variadas dimensiones o tamaños, desde los pequeños motores fraccionarios empleados en pequeños instrumentos hasta potentes sistemas que generan miles de caballos de fuerza.

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